Aeronáutica: retos y futuro del sector
La gran mayoría de los sectores se han visto afectados de alguna manera por la crisis del coronavirus, sin embargo, el sector de la aeronáutica ha sido de los que más ha sufrido los coletazos de esta situación excepcional.
Importancia del sector en España
Según los datos aportados por el COIAE (Colegio de Ingenieros Aeronáuticos), el sector aeronáutico aporta el 2,5% del total del PIB español y da empleo directo a cerca de 100.000 personas. Más concretamente, en 2019 el sector generó 27.960 millones € repartidos entre:
- Aviación: 12.200 millones €
- Industria: 8.560 millones €
- Aeropuertos: 4.420 millones €
- Resto: 2.780 millones €
Este sector tiene un elevado valor añadido en nuestro país debido, fundamentalmente, a dos características esenciales:
- Requiere de profesionales altamente cualificados, que gozan de una considerable estabilidad laboral.
- Opera con proyectos de largo plazo, entre 10 y 15 años.
No debemos olvidar que, por un lado, el carácter peninsular de España hace imprescindible contar con unas buenas comunicaciones aéreas para el transporte de personas y mercancías, mientras que, por otro lado, la importancia de este sector cobra especial relevancia si tenemos en cuenta que se calcula que el 80% de los turistas que visitan España, lo hacen por vía aérea.
Se trata de un sector que ya en los últimos años (debido a la conciencia medioambiental que impera actualmente en España) estaba siendo muy cuestionado por sus elevadas emisiones de CO2 y su contribución al cambio climático, tanto en la fase de construcción como en la operación y el mantenimiento.
A esto se le une el elevado coste del combustible, obligando a las empresas a buscar nuevos métodos para fabricar naves más seguras, que al mismo tiempo ahorren combustible y utilicen algún tipo de fuente de energía limpia.
Este era el punto en el que se encontraba el sector cuando llegó la pandemia y arrasó con todos los planes previstos para este año.
Consecuencias de la crisis del coronavirus
Como hemos mencionado anteriormente, muchos sectores se han visto afectados como consecuencia de la crisis sanitaria, pero en España, un país muy dependiente del turismo, los efectos han sido peores que para otros.
La principal secuela se han materializado en que muchas aeronaves han dejado de volar como consecuencia de las altas restricciones que imponen la gran mayoría de los países. Los vuelos se han visto limitados, ya que, quitando contadas excepciones por motivos laborales, la gran mayoría de la población canceló sus vacaciones de verano.
Para que nos hagamos una idea, según datos de la aerolínea Airbus, el tráfico aéreo mundial se encuentra entre un 55%-60% por debajo de los niveles del 2019, lo que implica que hay cerca de 7.400 aviones en tierra, un poco más del 30% de la flota mundial.
Ante este panorama tan desolador, nos encontramos que la recuperación del sector podría comenzar a vislumbrarse a partir del 2023 en un escenario optimismo, y a partir de 2025 en un escenario pesimista. Es decir, esta crisis sanitaria hará perder entre 3 y 5 años de crecimiento del sector.
Retos y futuro del sector
Independientemente de la crisis del coronavirus, el sector lleva años haciendo frente a una serie de retos:
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La aparición de nuevos competidores provenientes de China y Rusia.
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El nivel de inversión en capacidad productiva y tecnología es cada vez mayor.
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Las restricciones medioambientales obligan al sector a invertir e I+D para buscar formas eficientes de seguir ofreciendo el mismo servicio respetando las nuevas legislaciones.
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El sector está dominado por pocos y grandes operadores, dejando a las pequeñas aerolíneas en situación de debilidad, debido a que no pueden invertir tanto dinero en mejoras como sus rivales.
En la situación actual, además de hacer frente a estos retos, el sector debe afrontar nuevas dificultades derivadas de la crisis sanitaria. Antes de nada deben hacer frente a la incertidumbre que estamos viviendo a día de hoy, es decir, a poco más de un mes para despedir el año, la gran mayoría de ciudades europeas se encuentran confinadas y cerradas al exterior, lo que no presagia nada bueno para el sector.
Como es normal, los ciudadanos no se atreven a hacer planes a largo plazo ni a programar sus vacaciones ya que son conscientes de que, si en cualquier momento vuelve a empeorar la situación, se volverían a imponer las restricciones.
Dejando eso a un lado, incluso aunque se relajen las medidas y se permitan de nuevo los desplazamientos aéreos, las aerolíneas tendrán el enorme desafío de devolver la confianza en sus servicios. Muchos pasajeros querrán tener todas las garantías de que el vuelo será seguro y de que se respetarán todas las medidas sanitarias pertinentes.
Unido a esta demanda de un vuelo seguro, según un estudio de Statista, la mayoría de los españoles está dispuesto a cambiar sus hábitos de viaje tras la pandemia. Tanto es así, que más del 60% de los encuestados declaró darle más importancia a los destinos menos masificados y a los alojamientos con máximas garantías higiénicas, además de priorizar los destinos nacionales y más cercanos.
Todos estos nuevos requerimientos derivados de la crisis del coronavirus acentúan, aún más, la necesidad de cambios en un sector que pide a gritos una renovación que le permita ser competitivo y poder hacer frente al nuevo escenario mundial post- covid.